Del diseño de modas a los estudios de moda
Creo que, como para muchos, mi amor por la moda viene por mi mamá.
Ella es de las personas que goza la moda más allá de las últimas tendencias y ella me enseñó desde chiquita a expresarme a través de la ropa. Fue como jugando que ese amor a la moda como expresión de mi identidad despertó mi pasión por la moda como industria. Fue a los ocho años que vi la película The Parent Trap o Juego de Gemelas, donde la mamá de las gemelas era diseñadora de vestidos de novia. Esa pasión que ella mostraba por crear diseños para un día tan especial me dejó fascinada y decidí que quería hacer lo mismo.
Al terminar el colegio entré a Mod’Art Perú a estudiar diseño de modas pensando que sería lo que haría por el resto de mi vida. Desde el primer semestre tuve muy claro que mi parte favorita del proceso creativo era la creación del concepto de la colección pero no conocía otras opciones de trabajo aparte del diseño, las compras o el trabajo editorial — y el diseño era la opción más obvia. Al graduarme seguí mis estudios en el Fashion Institute of Technology en Nueva York y fue entonces que descubrí el trend forecasting o análisis de tendencias, un área de la industria de la moda que se enfoca en el análisis del consumidor y la investigación de mercado. En resumen: el enfoque está en la creación de conceptos para el desarrollo de nuevos productos. Con un poco de nervios pero con muchísima emoción decidí alejarme del diseño.
Trabajé por casi cuatro años en Fashion Snoops — agencia de tendencias basada en Nueva York — y fue durante este tiempo que mi pasión por la investigación siguió creciendo. Poco a poco me di cuenta de que, además de analizar el mercado y proponer tendencias con unos cuantos años de anticipación, también quería entender por qué y cómo aparecían para colaborar de esta forma con el desarrollo de la industria de la moda latinoamericana. Para hacerlo sabía que necesitaba pulir mis habilidades de investigación pero, además, sabía que me faltaba algo igual de importante: un conocimiento más profundo del mercado latinoamericano.
Así que, antes de empezar la maestría, hice una última parada en Oechsle, donde pasé de crear los conceptos a aplicarlos al diseño de colecciones. Y en ese momento ya tenía una pregunta muy clara en mente: ¿por qué Latinoamérica tiene la fama de estar siempre una o varias temporadas atrás? Fue con esta pregunta que llegué a Parsons París a empaparme y enamorarme del estudio de la moda como fenómeno cultural, social, económico y politico. Esta perspectiva me ha ayudado a responder esa pregunta pero además a entender la cantidad de posibilidades que existen para potenciar el desarrollo de la industria de la moda en nuestra región. Ahora, mirando hacia atrás, me doy cuenta de que esa pasión por la investigación estuvo clarísima desde mis inicios en la industria y espero que mi experiencia despierte el interés de los interesados en estudiar la moda más allá del diseño o los negocios.